| “La Gazeta” de Mariano Moreno asumió como  lema una frase del historiador Cornelio Tácito:”Tiempos de rara felicidad son  aquellos en los cuales se puede sentir lo que se desea y es lícito decirlo”. En su primera  editorial, su fundador Mariano Moreno manifestaba: 
                  
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                        | …“¿Por qué se    han de ocultar a las Provincias sus medidas relativas a solidar su unión,    bajo nuevo sistema? ¿Por qué se les ha de tener ignorantes de las noticias    prósperas o adversas que manifiesten el sucesivo estado de la Península?... El pueblo tiene derecho    a saber la conducta de sus representantes, y el honor de éstos se interesa en    que todos conozcan la execración con quien miran aquellas reservas y    misterios inventados por el poder para cubrir sus delitos. El pueblo no debe    contentarse con que sus jefes obren bien, debe aspirar a que nunca puedan    obrar mal. Para logro de tan justos deseos ha resulto la Junta que salga a la    luz un nuevo periódico semanal con el título de Gazeta de Buenos Ayres” Firmado: Mariano    Moreno, Gaceta de Buenos Ayres del 07 de Junio de 1810. |  |  En sus 11 años de existencia fue un órgano  decisivo en la formación de opinión de la sociedad post-colonial. El diario  enfatizaba dos postulados democráticos: “La libertad de opinión” y la “Publicidad  de los actos de gobierno”, principios éstos que no impedían que durante  los días festivos y después de misa fuera declarada obligatoria su lectura para  los sacerdotes que debían leerla a los feligreses después de misa, ello por que  en aquellas épocas pocos eran los que sabían leer en tierras americanas. Un 12 de septiembre de 1821, el Primer  Presidente argentino Bernardino Rivadavia la hizo desaparecer para  transformarla en el “Registro Oficial”. Interesante resulta advertir que si bien, el  primer ensayo rioplatense de asimilar los principios republicanos en lo que a  libertades y garantías se refiere es imperfecto, dejó planteados dos problemas  que deben, aún hoy, resolver la política en la actualidad. Al transformar “La Gazeta” en Registro  Oficial, Rivadavia solucionó desde un punto de vista formal el problema de la “publicidad  de los actos de gobierno” a la par que “invisibilizó” los mismos  en gran medida para la opinión pública de la época. La compulsiva lectura de  los sacerdotes en misa al menos difundía estos actos a un grupo de personas que  de otra forma nunca se hubieran enterado de las decisiones de las Junta de  Gobierno, al menos en su más primeria expresión. Esta medida sin embargo se justifica por que  en última instancia la creciente complejidad de la organización política  transforma en utópico cualquier intento de conocer en profundidad las  decisiones gubernamentales, a menos que se tenga la formación necesaria en las  distintas materias que comprenden. En relación a la “libertad de opinión” la  desaparición de un diario del gobierno u oficial, [por más que sea dirigido por  Mariano Moreno] es una medida que deja en manos de los ciudadanos la generación  de los medios que la expresen, lo cual en principio es funcional al resguardo  de dicha libertad. Esta circunstancia ha determinado la  aparición de dos fenómenos interesantes desde el punto de vista sociológico: El primer fenómeno es el de la “propaganda”  de los actos de gobierno, que no es lo mismo que la “publicidad”. La publicidad  de los actos está garantizada por cualquier registro oficial de acceso público  y gratuito para todos los ciudadanos, aunque éstos, jamás lo consulten salvo  algún interés particular. La “propaganda” de los actos de gobierno  asume muchas artistas [algunas impuestas por normas y otras voluntarias] pero  todas tienen el denominador común de que importan un costo económico al erario  público y un beneficio al medio elegido para instrumentarla. La aparición de la “propaganda” ha puesto en  riesgo a la libertad de opinión, dado que en numerosos países no está regulada  su implementación y la discrecionalidad de su manejo podría beneficiar a los  medios cuyas opiniones coincidan con el gobierno de turno y perjudicar a los  que tienen una visión más crítica. A su vez, los medios que han crecido al  amparo del uso discrecional de la propaganda y protección oficial, tienen una  ventaja competitiva decisiva frente a los medios más independientes y terminan  transformándose en monopolios u oligopolios de hecho y sus periodistas en meros  empleados sin libertad de opinión. La “propaganda” puede fortalecerlos de  tal manera y aumentar tanto su capacidad para generar e imponer opinión pública  que su relación con sus propios benefactores puede devenir hasta extorsiva y  resultar un medio apropiado para obtener aún mas ventajas. Esta circunstancia  se transforma en un “verdadero problema” para el propio  gobierno que los amparó o alguno de signo diferente que lo suceda. En el decurso de estas disquisiciones y analizando  si se han alcanzado los anhelos pregonados por Mariano Moreno, a saber: la  publicidad [hoy diríamos transparencia] de los actos de gobierno y la libertad  de opinión, concluimos que ambos corren serios riesgos y sus actores  [ciudadanos y periodistas], deberían ser preservados tanto del uso discrecional  del erario público por parte de los gobiernos, como de los monopolios privados.  Es la diversidad de opiniones y la cantidad y competencia de medios, lo que  mejor garantiza ambos ideales. |