Los Árboles Tienen Memoria 
                    
[Agencia SINC] Un estudio, liderado por la Universidad de Oviedo, asegura que los árboles aprenden a sobrevivir en condiciones adversas y  transmiten esa sabiduría a sus hijos. Esta “memoria” entre  generaciones les permite recordar situaciones ambientales difíciles como las  olas de calor o los periodos de sequía y responder cada vez mejor a estos  fenómenos desfavorables. La investigación ha identificado por primera  vez los mecanismos que utilizan los árboles para recordar estas situaciones  ambientales desfavorables. Según estos científicos de Oviedo  esta memoria les permite responder cada vez mejor en sucesivos periodos  desfavorables, cada vez más frecuentes según quienes afirman la existencia del  cambio climático como una consecuencia de la actividad antropogénica.
 Los investigadores  del estudio, que se publica en las revistas The Plant Journal y Environmental  and Experimental Botany, hacen  hincapié además en que el  cambio climático ya es una realidad, que las temperaturas están aumentando y que los periodos de sequía y alta irradiación son cada vez más  frecuentes. Si esta premisa es válida, resultaría esencial comprender los  mecanismos que explican cómo responden las plantas y se adaptan a estas  situaciones ambientales desfavorables.
 Asimismo, han  observado que la longevidad  de los árboles y su vida anclada a un mismo lugar los lleva a  tener que soportar muchas situaciones estresantes a lo largo de su vida. Muchas  de ellas, sequías, olas de calor o frío, parásitos, las tienen que  experimentar, inmóviles, varias veces a lo largo de su vida.
 Por el contrario, los  animales -y los humanos- disponemos de muchos recursos para afrontar estas  situaciones, desde la huida hasta la construcción de herramientas o refugios.
 
  
    
      Aunque las plantas estén muy alejadas de los animales, en nuestras  investigaciones hemos revelado qué estrategias tienen los pinos para recordar  un estrés y cómo pueden pasar este conocimiento a su descendencia.” 
          Luis Valledor  | 
     
  
 
“La supervivencia animal radica en gran medida en la  experiencia, que nos permite una mejor evaluación, anticipación y respuesta  ante un riesgo y esta experiencia se basa en la memoria”, comenta Luis  Valledor, profesor titular de Fisiología Vegetal de la Universidad  de Oviedo. “Aunque las plantas estén muy alejadas de los animales, en nuestras  investigaciones hemos revelado qué estrategias tienen los pinos para recordar  un estrés, y cómo pueden pasar este conocimiento a su descendencia”,  añade. 
  
Memoria simple versus memoria compleja: Las plantas no  poseen una memoria compleja basada en un sistema nervioso como el de los  animales, sino que cuentan con sistemas mucho más simples a nivel celular.  Cuando la planta está sometida a un estrés, la maquinaria epigenética activa  los genes necesarios para responder. Además, modifica la transcripción para que  la célula pueda sintetizar formas proteicas alternativas, denominadas  isoformas, que permiten soportar mejor al estrés. Una vez finalizado el periodo  de estrés, la mayoría de las proteínas vuelven a su estado original.  
“Con nuestro trabajo  hemos demostrado por primera vez cómo este mecanismo, denominado splicing alternativo,  se mantiene para un pequeño número de genes una vez que cesa el estrés. Esta es  una de las bases de la memoria de las plantas”,  destaca Víctor Fernández Roces,  investigador del área de Fisiología Vegetal de la Universidad de Oviedo. 
  
    
      “Hemos demostrado por primera vez cómo este mecanismo, denominado splicing alternativo, se mantiene para un  pequeño número de genes una vez que cesa el estrés”. 
        Víctor Fernández  Roces  | 
     
  
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                  La presencia de estas  formas alternativas permite a las plantas responder de forma más rápida y eficiente  cuando se repite una situación  de estrés, reduciendo el daño sufrido por la planta. 
                  “Además, hemos explicado los mecanismos  moleculares implicados en el primado de semillas, es decir, cómo las madres  pueden transmitir parte de sus conocimientos a su descendencia para que puedan  adaptarse mejor al entorno desde el momento mismo de la germinación”, comenta Lara García-Campa,  investigadora en esta misma área. 
                   Estos mecanismos permiten que las plántulas,  generalmente débiles, puedan superar sus primeros contratiempos mejor que otros  competidores de su entorno. 
                  
                    
                      
                        “Hemos explicado los mecanismos moleculares implicados en el primado de  semillas, es decir, cómo las madres pueden transmitir parte de sus conocimientos  a su descendencia” 
                        Lara García-Campa  | 
                       
                    
                   
                Estos resultados, son  producto de varios años de estudio activo por más de una década del área de  Fisiología Vegetal de la Universidad de Oviedo. “En nuestro grupo combinamos  distintas aproximaciones analíticas y moleculares de frontera, siguiendo una  estrategia de biología de sistemas. Esto nos permite poder hacer una especie de 'zoom biológico' para explicar la fisiología de las plantas  en base a los cambios en la expresión de sus genes, proteínas o metabolitos”,  comenta Valledor.  | 
               
             
            
              
                  
                    Investigadores de la Universidad de Oviedo que participan en el estudio/Universidad  de Oviedo  
                  Estos trabajos  suponen no solo un gran avance en ciencia básica, descubriendo nuevos  mecanismos implicados en la capacidad de adaptación  al entorno y la resiliencia de los árboles, sino también en  ciencia aplicada, puesto que muchas de estas moléculas se podrán emplear como  biomarcadores. 
                  “Los biomarcadores permitirán seleccionar aquellos individuos que puedan adaptarse mejor a  localizaciones concretas y, además, proporcionan una información relevante para  evaluar en tiempo real el estado fisiológico de nuestros bosques. Son una pieza  clave para mejorar su gestión y sostenibilidad en el actual contexto de cambio  climático”, destaca Mónica  Meijón, profesora titular de Fisiología Vegetal de la  Universidad de Oviedo. 
                  
                    
                    
                      Referencia:  
                        Valledor,  L. et al. (2022). “Chloroplast proteomics reveals transgenerational cross-stress priming  in Pinus radiata”. Environmental  and Experimental Botany. Meijón, M. et al (2022). “Integrative  analysis in Pinus revealed long‐term heat stress splicing memory”. The Plant Journal  | 
                     
                  
               
                
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